sábado, 25 de mayo de 2013

112 motivos para amarte



Hoy River suma un nuevo aniversario a su rica historia. Se cumplen 112 años que son imposibles de resumir o explicar. La nostalgia por las glorias vividas se mezcla con la herida aún abierta del pasado inmediato. Mientras tanto, millones de almas se ilusionan con volver a ser.

Aquellos hombres que fusionaron La Rosales y Santa Rosa aún deben mirar desde arriba sorprendidos por la dimensión que tomó aquel sueño futbolero. El detalle de la banda roja, para distinguirse de sus rivales de turno, se convertiría en un destinatario de pasiones inexplicables. Los jugadores más sorprendentes, el estadio más lindo, el club más ganador, el equipo más goleador, el único tres veces tricampeón... son sólo algunos de los laureles que han adornado nuestra incesante historia deportiva.

El mundo se nos vino abajo un día, cuando comenzamos a transitar la época más negra y triste de estos 112 años. Y cuando River estuvo en el pozo más profundo fue cuando apareció su gente para decirle "si estuvimos en las buenas, en las malas mucho más". El Millonario resurgió desde las cenizas con el apoyo incondicional de sus hinchas, con el amor inquebrantable de su pueblo. Y aunque a veces la carga que llevábamos en el alma se hizo demasiado pesada, siempre hubo un abrazo, una canción o un recuerdo que nos ayudó a seguir.

Hoy depende de nosotros volver a ser lo que fuimos. Condenar para siempre a aquellas personas que nos quitaron la sonrisa y pisotearon nuestro orgullo. Es momento de recuperar todo aquello que nos hizo los más grandes, volver a exigir lo que nuestra camiseta se merece.

Mi corazón me dijo "soy de River", mucho antes de que entendiera lo que era el fútbol. El orgullo de llevar la banda roja grabada en la piel es una sensación que no quiero dejar de sentir nunca. Defenderé los colores como sea y con quien sea. Prometo inculcarle a mis hijos el mismo amor que me inculcó mi abuelo.

Porque cada día te vuelvo a elegir y porque se que este sentimiento va mucho más allá de la vida. No habrá mancha que empañe tu grandeza. Para mi sólo hay un resultado posible: amarte siempre.

FELICES 112 AÑOS, MI QUERIDO RIVER PLATE.

jueves, 16 de mayo de 2013

Un ángel eléctrico


   


    Tus canciones son droga para mí, me zumbas en mis oídos. A veces, cuando te escucho nada mío habla por mi boca; me haces juntar fragmentos de otras historias. No sé que tienes que logras que se estire el tiempo y me olvido de todo lo demás. Cerati, ¡cuando te busco no hay sitio en donde no estés!Eres grande. No es necesario que desordene átomos tuyos para hacerte aparecer. Está tu cicatriz en mí. 

    Las distancias que nos separan son enormes, ¡más allá del horizonte! Andamos por senderos que se bifurcan, pero por mundos paralelos. Soy solo unos ojos más entre la caravana de miradas, que como albinos andamos parpadeando bajo el sol, temidos. Pero nuestra fe no para de crecer y sabemos que aunque hoy estas cercado por la ciencia, todos te veremos mañana.

     ¿Sabes qué? Algunas cosas nos dejaste ver, algunas cosas descubrimos lo suficiente para comprender el poder de los deseos. Suponemos que todo lo que necesitabas era una duda razonable y que para mostrarte tu deseo de continuar viviendo bastaba con prohibírtelo un poco… Pero, te exageraste, ¿no crees? Una vez nos dijiste: “Ya tantas veces morí, nunca me pude ir” y nos lo tomamos en serio, los dioses no mueren. Así que, rodeado de bellos instrumentos continua bebiendo la pereza de soñar porque mereces lo que sueñasTomate tu tiempo para abandonarte y renacer.

      Con toda esta terapia de amor intensiva que te enviamos queremos que te despiertes, y es porque podrías sonreír de vernos flotar… ¡Préndete!¡Sácate! Llévanos a un lugar con parlantes. Eres un detalle infinito y queremos que dures para siempre. Cruza el amor. Nosotros cruzaremos los dedos… ¡Usa al amor como un puente!

     Suenas como el viento y decidiste borrar el tiempo. Sos tu propio altar, sigue el curso de agua y muéstranos el arte de vivir por encima del abismo. Sanaras toda llaga de distancia. Continúa deleitándonos con tu música ligera. No me sirven las palabras para darte las gracias totales por todo.

          La tinta no ha secado y en tu corazón queda tanto por decir…

                                ¡NO TE VAS, TE QUEDAS AQUI!  

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martes, 14 de mayo de 2013

El niño que se convirtió en Virrey


  

 “Señora, su hijo solo tiene una pelota en la cabeza”. Julia Nélida lloró ante el diagnóstico incurable que le acababa de comunicar el director del colegio al que asistía su hijo. En esa época, Carlitos -como lo llamaba su familia- pasaba sus tardes repartiendo diarios junto a su padre Don Amor a pocas cuadras del Estadio José Amalfitani, sin saber que ese pasaría a ser como su segundo hogar.

     Carlos Bianchi llegó a la primera de Vélez en 1967, donde tuvo que soportar ser un jugador de segundos tiempos, postergaciones obligadas y alguna que otra crítica. Pero nada pudo con el optimismo de ese joven que siempre supo que su vida estaría ligada al fútbol. Sus ganas y su sed de gloria lo llevaron a salir campeón del Nacional de 1968 con solo 19 años. Pero sin duda, uno de los recuerdos más imborrables sería convertirle un tanto a Amadeo Carrizo luego de que el arquero estuviera 769 minutos sin recibir goles. “Quebrarle el invicto a Amadeo fue algo increíble. Él siempre fue mi ídolo, porque yo de chico era hincha de River”, admitiría Bianchi.


     Sus goles trascenderían las fronteras de Argentina: en 1973 Carlos emigró al fútbol francés –donde lo bautizaron como “el rompe redes”- en busca de su sueño europeo. Allí jugó en el Stade de Reims, el Paris Saint Germain y el Racing de Strasbourg. Pero dicen que siempre se vuelve al primer amor: en 1980 regresó a Vélez Sarsfield y se convirtió en el máximo artillero del club con 206 goles. Luego, en 1984, volvió a Reims para poner punto final a su carrera como futbolista.

                                       

     Sin duda Bianchi fue uno de los grandes jugadores surgidos de la inagotable cantera argentina, pero sus pergaminos más gloriosos los escribiría como entrenador. Luego de retirarse, se convirtió en el técnico del Stade de Reims y también pasó por el Paris Saint Germain y el Olympique de Niza. La vida lo traería de nuevo Vélez, donde recibió el sobrenombre de “Virrey” al ganarlo todo: tres torneos locales, dos Libertadores y una Intercontinental. “Vuelvo a Vélez para ubicarlo entre los grandes del fútbol argentino”, declararía en su momento. También dirigió en la Roma de Italia y el Atlético de Madrid. Pero es en Boca Juniors donde se recibiría de ídolo al convertirse en el entrenador más ganador de la historia con cuatro títulos locales, tres Libertadores y dos Intercontinentales.


     Todos esos grandes logros lo llevarían a ser condecorado como “Mejor entrenador del año” por la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS) en 2000 y 2003. Luego de ocho años alejado de su rol de director técnico, retornó este año al equipo xeneize, donde aseguró que “todo está atado a la pasión, pero se sienten emociones fuertes que vale la pena vivir”. A esta altura de su vida, quizás la única cuenta pendiente del Virrey sea dirigir a la Selección Argentina. Sin embargo, nada le quita la posibilidad de seguir soñando con la gloria. Carlitos sigue siendo aquel niño que solo piensa en la pelota.