Aquellos hombres que fusionaron La Rosales y Santa Rosa aún deben mirar desde arriba sorprendidos por la dimensión que tomó aquel sueño futbolero. El detalle de la banda roja, para distinguirse de sus rivales de turno, se convertiría en un destinatario de pasiones inexplicables. Los jugadores más sorprendentes, el estadio más lindo, el club más ganador, el equipo más goleador, el único tres veces tricampeón... son sólo algunos de los laureles que han adornado nuestra incesante historia deportiva.
El mundo se nos vino abajo un día, cuando comenzamos a transitar la época más negra y triste de estos 112 años. Y cuando River estuvo en el pozo más profundo fue cuando apareció su gente para decirle "si estuvimos en las buenas, en las malas mucho más". El Millonario resurgió desde las cenizas con el apoyo incondicional de sus hinchas, con el amor inquebrantable de su pueblo. Y aunque a veces la carga que llevábamos en el alma se hizo demasiado pesada, siempre hubo un abrazo, una canción o un recuerdo que nos ayudó a seguir.
Hoy depende de nosotros volver a ser lo que fuimos. Condenar para siempre a aquellas personas que nos quitaron la sonrisa y pisotearon nuestro orgullo. Es momento de recuperar todo aquello que nos hizo los más grandes, volver a exigir lo que nuestra camiseta se merece.
Mi corazón me dijo "soy de River", mucho antes de que entendiera lo que era el fútbol. El orgullo de llevar la banda roja grabada en la piel es una sensación que no quiero dejar de sentir nunca. Defenderé los colores como sea y con quien sea. Prometo inculcarle a mis hijos el mismo amor que me inculcó mi abuelo.
Porque cada día te vuelvo a elegir y porque se que este sentimiento va mucho más allá de la vida. No habrá mancha que empañe tu grandeza. Para mi sólo hay un resultado posible: amarte siempre.
FELICES 112 AÑOS, MI QUERIDO RIVER PLATE.