Sergio "Maravilla" Martínez retuvo el título mundial mediano CMB al vencer por fallo unánime al inglés Martin Murray. Sin embargo, el boxeo quedó en deuda con los espectadores.
El José Amalfitani se vistió de fiesta para vivir una noche única para el deporte argentino: por primera vez en la historia se realizaba una pelea en un estadio de fútbol. Poco a poco comenzaron a poblar las tribunas las 40.000 almas que vibrarían al ritmo del campeón. Pero llegó la lluvia, y con ella la incertidumbre sobre el desarrollo de la jornada.
Pero nada pudo con las expectativas de esas miles de almas que estaban dispuestas a soportar de manera admirable el agua y el viento. El combate previo levantó a la gente, que comenzó a palpitar el gran encuentro. El tucumano Luis "Potro" Abregú venció por puntos al canadiense Antonin Decarie e irá por una chance mundialista en la categoría welter.
Cerca de las diez el público saltó de sus asientos: se venía el plato fuerte de la noche. El estadio se vino abajo con todo tipo de cánticos futboleros destinados al pugilista inglés y en apoyo a Martínez, quien subió al ring acompañado por su amigo René de Calle 13.
El combate comenzó con "Maravilla" tomando la iniciativa a cara descubierta, mientras su rival lo esperaba con la guardia bien cerrada y dispuesto al contragolpe. Llamó la atención el nivel de especulación del británico, quien recién en el tercer round se animó a tirar algunos golpes más arriesgados. El argentino sufrió una fractura en su mano izquierda durante el segundo asalto, misma lesión que había sufrido en la pelea ante Chávez Jr. Además, debió lidiar con un fuerte dolor en su rodilla que lo tuvo a maltraer durante todo el combate.
Martínez no tuvo una gran noche, quizás por las dolencias que lo aquejaron desde el inicio. Los golpes de europeo fueron creciendo en intensidad, aunque nunca demostró una clara idea de ataque. Por eso la incertidumbre se fue adueñando de la gente, quien gritó a viva voz para alentar a su campeón en los round decisivos. Fue en los últimos asaltos que el quilmeño tiro sobre el ring todo su oficio e inteligencia para recuperar el control de la pelea.
El nocaut ya no era posible, por lo que "Maravilla" se la jugó en el último asalto y salió a intercambiar golpes para sumar puntos en las tarjetas. Luego de que sonaran las campanas el fallo de los tres jueces fue unánime: las tarjetas fueron 115-112 a favor del argentino.
Quizás el conteo final fue un poco exagerado para lo que se vio arriba del ring. Sin embargo, el británico realizó varias acciones desleales (un golpe bajo y varios cabezazos, entre otras) que le valieron el descuento de algunos puntos. Sin duda, la efervescencia del público y la localidad también jugaron a favor del campeón.
Todo el mundo quiere abrazarlo. Martínez no oculta su emoción luego de una victoria a puro corazón. “Fue la gente quien me levantó de la caída. Me gustaría poder abrazar a todos, a cada uno que estuvo alentando acá y a cada uno que estuvo por el televisor mirándome”, expresó el boxeador una vez finalizado el combate.
El promotor Sampson Lewkowicz informó que Martínez "Terminó muy lastimado y no vuelve a pelear por todo 2013", haciendo referencia a la fractura de su mano izquierda y a la dolencia en su rodilla. Será un año largo para el campeón. Sin embargo, nada le quita la felicidad de haber defendido su corona ante su gente en una noche histórica.